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Vuelve a mí de nuevo este poema atesorado de una granadina demasiado desconocida que desde marzo de este año cuenta con un merecido reconocimiento en bronce en el bulevar central de la Avenida de la Constitución en Granada:
ABRE LA GRAN VENTANA
Elena Martín Vivaldi
Si de un llanto final tienes deseo,
abre la gran ventana de la noche,
contempla las estrellas,
húmedas en su lecho,
navegantes
por un mar infinito de preguntas.
Deja que el gran silencio, la presencia
de mundos donde late la agonía
se haga sol en la sima de lo oscuro.
Clava tu mano, apoya tu cuidado
en un rayo de sombra,
enciende tu mirada
con el clamor despierto por tu grito.
Si el dolor se hace carne en tu garganta,
si no sabes dónde está el fin,
ni escuchas
una voz jubilosa como llama
que alumbre las tinieblas;
si no sabes cuál será el día,
ni el tiempo
en que descubras la verdad,
si no entiendes,
no esperas,
si un húmedo temblor hiere tus ojos,
y te cubre -gris tierra- la mirada;
si todo es ya pasado
sin horas ni futuro,
abre la gran ventana de la noche,
confúndete en su límite.
No dejes que el llanto te alucine las pupilas.
Atesorado...
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