lunes, 5 de diciembre de 2011

Vida SoLfeada



(Reloj)

El día se despereza.

Tira y afloja de cuerdas y trastes

Afinan poco a poco los sentidos.

Desdibujo en el espejo

Pecas descoloridas,

Maraña pelirroja.

(Batuta)

Suena la Vida en clave de Sol

Y el Mundo danza por las calles

Al son de su propio ritmo.

Entro a descompás

Me enredo en el pentagrama

Como un “la” desafinado.

(Metrónomo)

Soy un Si,

Soy un No,

Soy un Mi

Asincopado,

Abrazado por un silencio redondo,

Un si-

Un –lencio

Redondo.

(Tempo, tres por cuatro)

Un dos tres,

Un dos tres…

Pianísimo.

Lento.

Triste.

(Un) Desacompasado.

(Silencio)


jueves, 30 de junio de 2011

Memoria final

El futuro teje con lazos inciertos
el porvenir de lo definitivo.
Lo que no parece tener sentido
se aferra a las noches
solitarias, y entre la niebla
de la tristeza
que tiende sus raíces
sobre los lechos
sigue la lucha de la esperanza
cortafuegos de imprudencias efímeras.
Y nunca el corazón se rinde,
nunca se rinde...
Entre los vapores
corrosivos de una noche
tan cálida que disuelve
toda evidencia
quisiera ver
lo que cualquier ciego
percibiría, de no ser porque
el corazón nunca se rinde,
nunca se rinde...
Y a pesar de los días
más allá de las noches
cuando duele el alma despojada
de toda duda,
quedará la certeza
brillante, envolvente
flotando como una burbuja
ligera, transparente
de que el corazón nunca se rinde,
nunca....

lunes, 20 de junio de 2011

Deriva

Deriva....deriva......deriva.....la palabra se desliza entre los labios como una gota vacía....de-ri-va....se encalla en el silencio desde donde la miro, como un mudo testigo de sal. Desde su ventana, hay quien observa tras las cortinas, y sin necesidad de ver con claridad donde no parece haber nada interesante, lo visible se codifica, al trasluz del dibujo.

Un golpe seco y resquebrajante pasa desapercibido entre el ruido de afuera. Doy un sorbito más al vino de mi copa despacio, sintiendo el cristal como lo más real y cercano, y sonrío.

El mundo sigue girando, suena la gran orquesta de la vida a mi alrededor...y todo lo demás, deriva...

lunes, 11 de abril de 2011

cON LaS PieDrAs, CoN eL vIeNTo

CON LAS PIEDRAS, CON EL VIENTO
José Hierro


Con las piedras, con el viento
hablo de mi reino.

Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento.

Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
con las piedras, con el viento.

Se exprime así el alma.
Así se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento.

lunes, 4 de abril de 2011

Cristal y seda...

Desenreda suavemente

la seda de tus dedos

El tiempo retenido

por caminos de arena

se vuelve frágil

y quiebra

Se rompe un segundo

Al caer tintinea

la sombra de un beso

entre el hielo

...

Rueda una mirada

sobre un silencio plisado

de intimidades

Se descuelga una sonrisa

sin querer por tus labios

que querrán decir que no…

Pero sabes que tus manos

ya me han desnudado…


miércoles, 23 de marzo de 2011

Ése en el que pienso siempre...

Él se aproxima a ella con aire protector y le ofrece el brazo. Ella se aferra débilmente, apenas sosteniéndose, y le dedica una mirada fugaz y la ligera sonrisa con que se premia la costumbre. Avanzan pasito a paso por la alfombra de rayas blancas tendida sobre el asfalto. Él vigila que ella no se caiga, y ella que a él no le atropellen. Un tándem perfecto que resume en una escena la obra completa. Y así, los dos enamorados octogenarios de pelo blanco, consiguen alcanzar la otra orilla de la calle.

Me estremezco cada vez que veo algo así desde que era una niña. Una imagen que ni el tiempo, ni la madurez, ni las malas experiencias consiguen estropear. Y asisto a las bodas de la gente que quiero siempre con la ilusión y la esperanza de que se hagan viejos juntos y con este amor puro, incorrompible y honesto.

Llevo tanto tiempo sola que a veces la vida con pareja parece un recuerdo muy lejano de una vida anterior. Y las soluciones escasean. A veces pienso que hoy todo es tan práctico que parece trasnochada la idea romántica del amor. El amor para algunos se ha transformado en una necesidad a cubrir con “el primero que pase”. Un mercadeo de favores de baratillo que se rompen pronto y lucen menos todavía. Tal vez podría esconder la cabeza como un avestruz, convertirme en una ermitaña alejada del mundo o, algo más usual, forjarme una coraza que me protegiera del sufrimiento. De las lágrimas, de los pellizcos en el estómago, de la decepción anudada en mi garganta….pero verdaderamente….¿es eso vida?.

Creo que me arriesgaré a que sobre mi piel resbalen las caricias, a que el corazón palpite desbocado, a que el vello se me erice….aunque alguna vez que otra, me claven las espuelas. Paso de amores anestesiados…dejaré mi dosis de anestesia para los cobardes que le tienen miedo al dolor, y no tienen valor suficiente para Vivir. Como yo no lo tuve una vez.

Creo que me sentaré en un banco junto a Manuel Alcántara para soñar que algún día encontraré un amor verdadero, de traje sencillo, sin adornos deslumbrantes, pero con esos pequeños detalles sin los que no se puede vivir. Un amor de paso de cebra, de los que ya no se estilan, con el que recordar juntos los versos del poeta:

“No pensar nunca en la muerte

Y dejar irse las tardes

Mirando cómo atardece.

Ver toda la mar enfrente

Y no estar triste por nada

Mientras el sol se arrepiente.

Y morirme de repente

El día menos pensado.

Ese en el que pienso siempre.”

Manuel Alcántara





miércoles, 2 de febrero de 2011

El MuNdo De LaS peQuEñas cOsaS


A veces creo que este invierno frío acabará conmigo. Me hago un nudo en el sillón y acurrucada debajo de la manta dejo perder la vista más allá del enorme ventanal que enmarca el salón. A través del cristal el paisaje helado me recuerda que más allá de las fronteras de mi casa hay un mundo que roza los cero grados. El cielo también se ha arropado con unas nubes espesas y grises. Se me antoja que filtran una luz cenicienta. Cenicienta, como mi propia vida. Hoy tengo el día triste, y este frío polar no ayuda mucho. Parece que esta noche se me hubiera helado hasta el alma, y ninguna manta pareciera suficiente. Ojalá existiera una rebeca hecha de abrazos o unos calcetines de manos calentitas. Eso ayudaría. Pero ahora mismo la gente de siempre queda lejos. Demasiado lejos.

Hoy los compañeros del trabajo han quedado para salir. Si no fuera por lo majos que son y lo que me he reído con ellos les diría que no voy y me quedaría en casa. Sin hacer nada, mirando contemplativamente a cualquier punto o dormitando en el sofá. Ojalá hoy no tuviera que hablar con nadie. Necesito tiempo para mí, para pensar en mi vida, en una vida que no sé muy bien a dónde va. Últimamente no me explico cómo se pueden tener tantas cosas y no saber bien cómo usarlas, ni si las quieres o no…Empieza a llover, y no sé si es dentro o si es fuera…

Tras un rato de ensimismamiento hago un esfuerzo por concentrarme y valorar la situación. Me viene a la mente la frase del colgante:

“Deseo para ti la llave del éxito, de la felicidad, de la vida que siempre has imaginado”.
Qué bonito que alguien se acuerde de ti para regalarte cualquier cosa simplemente porque sí, y mucho más si es para desearte lo mejor. No tiene precio. Me consuela el corazón pensar en todas las cosas que tengo que no pueden comprarse. Entonces , ¿por qué me siento tan triste? ¿Por qué a veces creo que mis propios sueños me lastran al fondo del mar en vez de darme alas para volar? ¿Por qué he perdido la ilusión, y lo que es peor, la esperanza??? Tanto “por qué” me está mareando, voy a dormir un rato…

Anda, un mensaje. “Buenos días princesitas! Qué planes tenemos para este día lluvioso? Yo estoy lista! Que os parece a las doce y media en mi casa?”. Hay que ver…el año pasado estaba tan sola en Cádiz que ni las cucarachas querían cuentas conmigo. Y este año, soy una princesa. Por fin un rayo de luz a través de las nubes. Bueno…no tengo ganas, ya lo he dicho, pero bueno…iré pensando qué me pongo para salir a comer…

Recuerdo tiempos mejores no tan lejanos en los que me declaraba una enamorada de la vida con sus momentos buenos y sus momentos malos. En los que decía que los malos me habían hecho crecer y cada buena noticia era un regalo. Es más, decía que podría morirme cualquier día e irme feliz por haber aprovechado cada minuto para vivir, aunque tocara llorar. Y llorar ya he llorado lo suficiente. Miro la foto de mi amiga, que un día no despertó y ahora me recuerda que yo si tengo la oportunidad de vivir el día de hoy. Un ángel susurrándome al oído que la pasión es la energía que mueve el mundo y mi vida.

¡Ya sé que me voy a poner! Vamos a merendarnos la tarde de hoy bajo un paragüas si hace falta. Cervecitas y buena compañía, qué más se puede pedir. Y lo que tenga que venir, ya llegará. No vamos a llorar un mañana antes de que haya muerto para perdernos el hoy. Y poco a poco, un Mundo de Pequeñas Cosas, construirá mi existencia (momento de euforia, me levanto enérgica y triunfante del sillón y me pongo la manta majestuosa, como si fuera mi manto de princesa). Estoy segura de que al final de mi vida, miraré para atrás y, por fin, podré apreciar el dibujo.

A volar, ¡que llego tarde!