sábado, 18 de diciembre de 2010

Echa tus sueños a volar !

- “Y…¿cuáles son tus sueños?

- Yo no tengo grandes sueños. Sólo sueño cada noche con una suma de pequeñas cosas que consigan hacerme feliz al día siguiente.

- Ahm….entonces yo también tengo sueños…”

Una vez tuve un Sueño que alcanzar. Lo perseguí con tal intensidad, con tanta concentración, que no podía ver ni sentir lo que tenía a mi alrededor. Tuve que empeñar uno a uno mis tesoros para sufragar mi empresa. Aposté mi tiempo y uno tras otro los ladrillos de mi casa hasta que quedé a cielo descubierto. Lo que aún poseía se incendió de una forma lenta pero continua, y al fin todo ardió por completo .Consumida en cenizas y rodeada de nada, un buen día me desperté y comprendí que nada quedaba de mí ni de mi vida.

El espejo me devolvía cada día la imagen triste y extraña de una anciana que finalmente…murió. Y así desposeída de cualquier forma conocida de vida, vagó mi cuerpo por el mundo vacío y sin alma. Tan solo una figura humana reproduciendo de una forma casi mecánica una existencia conocida.

Pero los sueños…son tan difíciles de destruir…quedaron en el corazón pequeños sueños esporados, esperando su momento para latir y hacerme respirar. Como una princesa sin príncipe ni beso, desperté sola de un mal sueño. Y poco a poco, recuperando viejos recuerdos olvidados, conseguí construir para mí una vida habitable. Un buen día salió el Sol, y volvieron los colores. Y la magia me tocó de nuevo con su varita.

Cogí mis pequeños sueños, los arrojé al Cielo para poder verlos crecer cada día y los anudé a mi corazón. Ahora son estrellas y cometas que me hacen volar hacia el futuro sin levantar los pies del suelo. Y cada vez que me siento a ver atardecer, sé qué detrás brillarán mis esperanzas. Y pienso…que no hay sueño pequeño si tenemos los suficientes como para mirarnos al espejo y vernos sonreír como niños cada mañana.

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viernes, 10 de diciembre de 2010

"Abre la gran ventana"


Vuelve a mí de nuevo este poema atesorado de una granadina demasiado desconocida que desde marzo de este año cuenta con un merecido reconocimiento en bronce en el bulevar central de la Avenida de la Constitución en Granada:






ABRE LA GRAN VENTANA

Elena Martín Vivaldi


Si de un llanto final tienes deseo,
abre la gran ventana de la noche,
contempla las estrellas,
húmedas en su lecho,
navegantes
por un mar infinito de preguntas.
Deja que el gran silencio, la presencia
de mundos donde late la agonía
se haga sol en la sima de lo oscuro.
Clava tu mano, apoya tu cuidado
en un rayo de sombra,
enciende tu mirada
con el clamor despierto por tu grito.
Si el dolor se hace carne en tu garganta,
si no sabes dónde está el fin,
ni escuchas
una voz jubilosa como llama
que alumbre las tinieblas;
si no sabes cuál será el día,
ni el tiempo
en que descubras la verdad,
si no entiendes,
no esperas,
si un húmedo temblor hiere tus ojos,
y te cubre -gris tierra- la mirada;
si todo es ya pasado
sin horas ni futuro,
abre la gran ventana de la noche,
confúndete en su límite.
No dejes que el llanto te alucine las pupilas.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El micromundo


Coloco la muestra sobre la platina y ajusto la imagen. Me asomo expectante a los oculares del microscopio, esas pequeñas ventanitas que nos permiten asomarnos al micromundo. Ahí esta….un glóbulo rojo que mide 7 micras aumentado mil veces. Increíble. Supongamos que un granito de arroz midiera 5 milímetros. Aumentado mil veces, lo estaría viendo como si midiera 5 metros. Esta es la proporción. Qué gran invento el microscopio…

No sé por qué, esto me recuerda una serie de televisión que me gustaba: “Miénteme”. El protagonista detectaba cuando los personajes decían la verdad, mentían u ocultaban algo leyendo su lenguaje corporal. Me encantaba cuando les miraba fijamente, entornaba los ojos y señalando con su dedo decía: “un momento….ahí….¿que ha sido ese gesto?”. Y a continuación emitía su diagnóstico. A veces pienso en los microgestos de la gente. Esas pequeñas contracciones musculares que pasan desapercibidas y que denotan alegría, tristeza, resignación, rabia,….¿imagináis que existiera un microscopio con el que poder ampliar los microgestos? Ya no tendríamos, por ejemplo, que deshojar la margarita….aunque no sé yo si más de una vez….no preferiríamos seguir siendo micromiopes.



martes, 14 de septiembre de 2010

Una Rosa para los vientos


Anochece y me siento frente al ventanal con la mirada perdida en los últimos tonos rosas que el sol regala al resbalar tras el horizonte. Es una imagen tan hermosa....hay días que atardecen con tal belleza que piensas que te gustaría que tu vida se apagara igual, serena y dulce como un puesta de sol de principios de otoño. Doy una calada a mi cigarrillo mientras me repito una vez más que no debería fumar, y tras la última exhalación dejo caer la mirada sobre el humo que se eleva y se deshace sin esfuerzo. Los días vuelan mecidos entre las horas. Y hay momentos que a veces se nos antojan eternos y personas que parece que siempre estarán en tu vida.

Como mi Rosa Nati. Ahora recuerdo su mirada inocente, su inmensa alegría cuando me ve y esos abrazos sinceros que no están pagados con nada. Somos amigas desde pequeñas porque ella así lo decidió. Desde el primer momento en que se sentó conmigo en el cole supo que estaríamos juntas para siempre si de ella dependía, y sólo teníamos seis añitos. Ella tiene bastantes dificultades para aprender, pero el número de teléfono de las personas a las que quiere no se le olvida jamás. Yo le decía que era una agenda andante. Tal vez por eso no la tendría. Esta tarde cuando llamé a su casa su madre decía que la había buscado por todas partes sin encontrarla. Y yo comprendí muy bien por qué.

Ahora llegará la Navidad. Tengo felicitaciones suyas guardadas desde que nos conocemos, pero me faltará la de este año, y la de los próximos años hasta el fin de mi tiempo. Una suma de pequeños huecos formarán el vacío que deja en mi corazón y en mi vida. Su madre dice que se fue serena y dulce, como era ella, un catorce de mayo. Como una rosa que deshojara el viento de repente….así de frágil era.

No necesito recuerdos ni cementerios para tenerla presente. Y tal y como ella decidió, seremos amigas para siempre.

No te olvides de mi Rosa….seguro que te has convertido en un ángel, que es lo que tú querrías ser. Un hermoso ángel. Cuídame siempre desde donde estés.

martes, 31 de agosto de 2010

Mi poto mágico

Esta es la historia del poto, tal y como se escribió hace algo más de tres años...




" Lleva más de un año y medio conmigo. Me lo regaló por mi cumple y estaba precioso, todo lleno de hojas verdes brillantes. Me encantó desde el principio, pero como nunca me había ocupado de una planta lo acogí con cierto miedo, recelando si sería o no capaz de cuidarlo bien. En realidad no podía ser tan difícil, sólo había que regarlo. Y además, los potos son muy resistentes. Así que lo llevé a mi casita de Villamartín y lo puse en una esquina del salón donde quedaba bonito.

Con el tiempo, aquella planta comenzó a desmejorar. Creo que al principio fue por un exceso de celo. Tal vez lo regaba demasiado. El caso es que fue perdiendo hojas y poniéndose mustio. Cuando se le vió desmejorar tanto volcamos nuestros esfuerzos en él. A lo mejor no era tan resistente como pensábamos. Pero no hubo forma de reanimarlo, las energías que invertíamos por un lado cambiándole la tierra y el macetero se evaporaban en distintas y desafortunadas mudanzas que sufrió nuestro potito, que no acababa de adaptarse a ninguna parte a pesar de nuestros desvelos. Cuando todo empezó a ir mal entre mi niño y yo, mi potito fue el mejor reflejo de todo aquello. Él era algo nuestro, fruto de "lo nuestro", y le afectaba hasta tal punto toda esa energía que sin saberlo fue reflejándonos como si de un espejo se tratara. Yo creía que nuestro poto se había vuelto mágico, que podía sentirnos. Todo estaba claro. Se estaba muriendo porque no sabíamos cuidarlo. Se nos iba porque éramos incapaces de dar con la tecla.

Aquella idea de que el poto sentía y reflejaba llegó a ser muy real para mí, hasta tal punto que sufría con cada hoja que mi plantita perdía. En los últimos meses sólo le quedaban seis hojas. Como seis hojas dan para mucho yo tenía aún esperanza en recuperarlo. Le compré un abono especial y creo que fue peor. Fue perdiendo en lo que se me antojó una lenta agonía todas las hojas que le quedaban. El poto parecía una bola de cristal como las de las brujas. ¡Es que tenía que ser mágico! La imagen de aquel tutor lleno de hojas muertas con tan solo aquella hojita solitaria en la base era demasiado deprimente. Le cogí manía. Tenía que sacar aquel recuerdo muerto de mi casa lo antes posible. Lo miraba de reojo y me partía el corazón. Estuve a punto de agarrarlo en más de una ocasión para abandonar su triste figura junta al cubo de la basura. Luego lo ignoré por un tiempo. Finalmente...en vista de lo resistente que parecía ser aquella última hoja, la corté y la metí en un vaso con agua en el que las raíces eran tan pequeñas que costaba trabajo verlas.

Lo cuidé lo mejor que supe y hace unos días, cuando ya la hoja superviviente amarilleaba y yo me iba rindiendo a la evidencia sospechando que aquél realmente era el fin, descubrí una hoja nueva que nacía. Me senté y la miré bien. Me acerqué. Me alejé. Cogí el vaso. No podía creerlo. Me entró una alegría tan grande como inesperada. Lo miré de nuevo. Era cierto.

En estos días la hojita crece a un ritmo vertiginoso y ya sobresale del agua. A veces me siento y la miro. Y me hace feliz. Y me pongo a pensar en aquella idea tan pueril que tuve de comparar mi relación con la vida de mi potito, ¡¡¡de un poto que podía sentir!!! Y hoy que perdidas todas las esperanzas a mi planta le sale una hoja nueva casi de la nada, no puedo por menos que aceptar la realidad: que mi planta era una planta normal que no supimos cuidar....y que yo no me rendiré jamás cuando las cosas me importan mientras quede una hoja de esperanza a la que agarrarse.

Eeeeesa soy Yo !!! "

viernes, 27 de agosto de 2010

Recuerdos olorosos


Dicen que el olfato es el gran olvidado de los sentidos. Minúsculas e invisibles partículas volátiles de esencias que flotan hasta nuestros apéndices nasales estimulando esos complejos receptores que activan la amígdala olfativa y el hipocampo. ¿Cómo representarlas? ¿Cómo explicar un olor? Un complicado sistema de comunicación, que por lo que cuentan, no cuenta con el reconocimiento que mereciera. Y eso que, dicen, nos permite detectar el olor de una milésima de miligramo de esencia de naranja en un litro de aire. Además, todos lo sabemos, nuestro olfato nos puede salvar la vida, permitiéndonos detectar, por ejemplo, un escape de butano. Es incluso un buen detector de mentirosos, ya que según parece, su nariz se hincha y se dilata ligeramente, y se experimenta un ligero picor que alivia un pequeño rascado con el dedo. Nuestro sistema olfativo puede captar unos dos mil olores diferentes, que nuestro cerebro es capaz de relacionar con nuestras emociones y recuerdos. Que se lo pregunten a Marcel Proust y su "En busca del tiempo perdido", al que el olor de una magdalena mojada en té le removió los recuerdos suficientes como para escribir un libro. Fue aquello tan sonado, que hoy en día se conoce como "efecto Proust". Me pregunto si alguien alguna vez soñó con un olor, como soñamos colores y músicas. Me pregunto si el café seguiría siendo lo mismo si no desprendiera ese irresistible aroma. Y me pregunto ... si somos conscientes de que cuando seleccionamos nuestro perfume podemos ser, además de agradables y deseados, recordados. No nos paramos a pensar que en la intimidad, nuestro olor personal puede dejar una huella olfativa tan singular como nuestra huella digital. Y sin embargo, cuando algo nos huele a nostalgia...¿no tenemos la curiosidad de preguntarnos en alguna ocasión si existirá algún olor que transporte a alguien hasta nuestro recuerdo?